Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

miércoles, 3 de junio de 2015

Ataúlfo Pérez Aznar y sus 35 años de Fotografía. Muestra en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno - CABA

Este marplatense es inquieto, barroco, sarcástico. Muy insolente; pero del tipo de insolencia que te atrapa y descongestiona las neuronas. Lo feo en lo bello; lo cotidiano en lo excepcional o el arte de hacer inolvidable una instantánea interrumpida y hegemónica por seres marginales, toscos, desarmados e incongruentes. Nadie queda fuera de las muestras de este particular y original fotógrafo; nadie queda indiferente ante la provocación de la cotidianeidad, la pobreza, la intensidad de lo que se vé del otro lado de la fotografía como artífice de las realidades y sus fantasías efímeras.  Ataúlfo como sinónimo de coloso destinado a salvaguardar el potencial subterráneo del retratismo callejero.
Las retinas se inundan al paso de la muestra que la Biblioteca Nacional ofrece en dos ámbitos: la sala Juan Ortíz del 3° piso y en la Plaza del lector Rayuela.
Solo para fanáticos.






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