Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

La escalinata de Portu Zaharra - Getxo, País Vasco

Una vez hubo una chica vasca que fumaba en las escalinatas de Portu Zaharra.
Esbelta, pequeña, inquieta.... con ese verde que en la humedad brilla en sus ojos.
Me la imagino con el cabello al viento enmarañado de mar. Ese mar atropellado antaño por pescadores duros, curtidos, trayendo olores de piezas para paliar el honor de los hombres que de sal, tormentas y barcazas sabían  por trayecto y experiencia.
La chica vasca, me imagino, reía al fumar. Y cantaba y hablaba con sus amigos..... acomodada en la escalinata o dando saltos y zancadas temerarias en las pendientes costeras de este pueblo otrora de marinos y hoy de curiosos aventureros.
También he dado en bosquejar a la chica vasca bebiendo cerveza en algún local pequeño asomado entre las casitas y los recodos; o fabulando historias o compartiendo sueños desde los escalones y las barandas y las piedras acomodadas para durar una eternidad.
Puede que ya hubiese decidido seguir leyes..... puede que hubiese imaginado a ese príncipe actual que anima sus días y noches.
Puede que ya estuviese parloteado la lengua de Shakespeare..... y en una de esas quizás hasta ya le gustaban los relojes.
No sé.

Son conjeturas. Las que me vienen en esta tarde cansina y nublada tan lejos de ella.... y tan cerca.
Todo eso me ha generado Portu Zaharra. Un paraíso rústico, encantador.
Porque la naturaleza de las almas y sus entrañas y sus ambientes y lo que desean y quieren no necesitan palabras.
Con solo tocarla y mirarla ya supe quién era.










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